Hoy os hablo de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa de España, ADILAC, y el semáforo alimentario que nos ofrecen. Como buenos intolerantes a la lactosa, deberíais conocer su web, pero si no es el caso, os dejo el link .
Cuando empecé con la intolerancia a la lactosa, lo primero que hice fue «bichear» su página web. ADILAC lleva desde 2003 proporcionando apoyo en el día a día de muchos afectados por esta intolerancia. Pero, ha sido hace poco cuando he empezado a sacarle partido a uno de sus fuertes, el semáforo alimentario.
Se trata de un semáforo orientativo en el que vemos rápidamente lo que podemos y no podemos comer. Aunque siempre hay que leer el etiquetado de los productos e incluso consultar con el fabricante si fuera necesario, el semáforo nos ayuda a ir descartando alimentos o a tenerlos en cuenta.
¿Cómo funciona el semáforo alimentario de ADILAC?
El semáforo se divide en alimentos prohibidos, en color rojo, alimentos que pueden contener lactosa, en ámbar, y alimentos consumibles, en verde. En cada apartado vienen desglosados los alimentos, los ingredientes y aditivos e incluso algunos productos.
¿Es realmente útil el semáforo alimentario de ADILAC?
Al principio esta herramienta me resultaba prescindible, puesto que todos sabemos que la leche y el queso tiene lactosa y las zanahorias y las patatas, no. Con el tiempo, las visitas al supermercado y las frecuentes dudas, comencé a descubrir su utilidad.
En mi experiencia, lo más útil del semáforo es la parte de los ingredientes y aditivos. Hay productos en los que se ve claramente si contienen o no lactosa, aunque en otros no es tan obvio. Conociendo los aditivos, ¡puedes salir de dudas en un periquete!. También es cierto que por normativa los alérgenos, incluyendo la lactosa, son de obligatoria inclusión en el etiquetado, pero si sois un poco curiosos y conscientes con nuestra intolerancia, os gustará saber siempre lo que podéis comer o no con seguridad.
Algunas veces me ha costado creer que ciertos productos no contenían lactosa y hasta que no he sacado el semáforo de ADILAC y he comprobado los aditivos, ¡no me lo he creído!
Otro de los puntos fuertes del semáforo alimentario es el apartado de “alimentos que pueden contener lactosa”, es decir, los alimentos en ámbar. Se trata de alimentos que yo hubiese rechazado desde un primer momento, véase bollería, galletas, cereales, cremas y demás. Desde que utilizo el semáforo, me detengo a leer el etiquetado de muchos de estos productos y he descubierto una gran variedad que son aptos para nosotros.
El semáforo de ADILAC se puede consultar en http://www.lactosa.org/semaforo.html, aunque también existe una versión más cómoda que podéis descargar haciendo click aquí y llevar siempre con vosotros en el móvil.
Además, en la versión más extendida, la que encontráis en la web de la asociación, podéis comprobar las especificaciones, excepciones y matices a tener en cuenta en ciertos productos.
En conclusión, según mi experiencia, tanto la herramienta del semáforo de ADILAC como la web de la asociación son muy útiles para salir de dudas, y si no estáis habituados a usarlas, deberías al menos descargar el semáforo para tenerlo a mano. Pero como ya he dicho, además del semáforo es conveniente comprobar los etiquetados y consultar con los fabricantes si fuese necesario.
En esta ocasión me he centrado en el semáforo, pero en la web de ADILAC podéis encontrar un buscador de productos aptos para intolerantes a la lactosa, un buscador de restaurantes, libros, información y muchas cosas más que no puedes perderte.
Y vosotros… ¿conocíais ya estás herramientas?
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