Como os comentaba en el Blog, una buena forma de ahorrar en la cesta de la compra y evitar algún que otro susto con la lactosa, es fabricar nuestro propio pan rallado casero.
Para ello, debemos ir guardando los cachitos de pan que van sobrando día a día y cuando tengamos bastantes, los colocamos en una fuente que se pueda introducir en el horno. Lo ideal es aprovechar el calor del horno después de hacer un asado, o una tarta, y así no generamos un gasto extra de electricidad.
El pan lo tendremos unos 5 minutos a 180 grados por un lado, y otros 5 minutos por el otro. ¡Atención! Si ponéis poca cantidad de pan, estará listo en menos de 10 minutos, os recomiendo que al principio tengáis mucho cuidado, hasta que cojáis el punto de vuestro horno.
¿Por qué tostamos el pan? El pan lo tostamos para quitar toda la humedad del mismo y evitar que a nuestro pan rallado le pudiese salir moho y lograr un gusto más crujiente.
Una vez tostado nuestro pan, lo dejamos enfríar un poco y lo rallamos. Para rallarlo, podéis utilizar un pasapurés o incluso el accesorio de picar de la batidora, depende de si os gusta más o menos fino y ya tenemos listo nuestro pan rallado casero.
¿Se puede hacer pan rallado con otros tipos de pan? Yo he probado a hacer el pan rallado con pan sin sal, y sale bien… pero para empanar no sirve ya que se quema demasiado pronto, aunque sí lo podéis utilizar para cocinar, por ejemplo.
¿Cómo conservar nuestro pan rallado? Lo ideal es guardarlo en botes de cristal herméticos. Podéis guardar los tarros de los pimientos o los del café y decorarlos a vuestro gusto, y así, además de reciclarlos, darán un toque de alegría a vuestra cocina.
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